Billboard Experimentation (2015)
Hoy en día, pocos artistas pueden prosperar siendo sólo artistas. La realidad socioeconómica nos obliga a poner precio a nuestra obra como a las tartas; o incluso a tener otro trabajo cuando el arte no paga lo suficiente. Desde hace dos años tengo la oportunidad de centrarme a tiempo completo en mis obras de arte. Esta oportunidad no se presenta sin esfuerzo. Primero cursé estudios universitarios de administración de empresas y me especialicé en marketing. He aprendido a aceptar la realidad comercial y a adaptarme a ella. Durante estos tres años de formación, apoyados por la rica evolución personal de mis veinte años, mi identidad evolucionó en tres partes diferentes, fusionadas entre sí, cohabitando: el individuo social, el artista y el empresario Olicorno.
A veces en conflicto, a veces en armonía, los tres Olicorno tienen objetivos comunes: el éxito popular y la autorrealización. El artista tiene necesidades intelectuales superiores a las de los otros dos. Necesita mucho tiempo y energía para lograr un trabajo de calidad. Busca la profundidad de la idea, la innovación, el disfrute personal que no tiene nada que ver con el dinero; mientras que el empresario mira el reloj, ansioso por publicar la próxima foto en Facebook. El empresario y el individuo social buscan la comodidad financiera para mantener al artista, que es en realidad el que más cuesta. En un evento social, el individuo social es el que seduce y se divierte. El hombre de negocios se queda a su lado, esperando la próxima oportunidad. A veces es torpe, pero hasta ahora ha trabajado muy bien. El individuo social quiere dinero, pero suele ser el que lo arruina todo en una venta, porque lo que más necesita es amor y reconocimiento. Al artista también le gusta un poco de dinero, pero no puede mostrarlo mucho. Por un lado porque sabe que la élite artística es muy dura con los artistas motivados por el dinero en detrimento de la motivación intrínseca que justificaría una obra de mayor calidad. Y en segundo lugar porque sabe que la élite tiene razón. El empresario lo entiende, pero presiona porque sin recursos no hay proyectos ni tiempo para investigar. Y por último, los tres entran a menudo en conflicto porque comparten un mismo cuerpo, que también tiene sus necesidades básicas. Cuando el artista impone una actuación sobrehumana que requiere un esfuerzo extremo del cuerpo, por ejemplo para el #GloryRoad donde vacié mi energía para la performance de los próximos dos meses, los otros dos cohabitantes se encuentran paralizados y bien jodidos. Es en este contexto de personalidades múltiples donde evoluciono, y en verdad, me divierto. Un ejemplo de conflicto interno ocurre cuando el individuo social quiere salir de fiesta con los amigos mientras el empresario quiere optimizar la página web y el artista quiere terminar de leer su libro sobre la teoría del número infinito aplicada al cosmos. Un ejemplo menos obvio de conflicto interno es cuando me encuentro con un amigo al que no veo regularmente, o cuando me encuentro con alguien por primera vez. Tengo en mí estas tres fuerzas relativamente adolescentes, dispuestas a saltar en cada oportunidad... Cuanto más me conoce la gente, y sigue mi trayectoria a través de las redes sociales y acumula preguntas o comentarios sobre mi trabajo, que luego comparte conmigo cuando nos encontramos. Entonces, a menudo se convierte en una idea de último momento, cuando me encuentro solo. Me doy cuenta de que he utilizado más de la mitad del tiempo de conversación e inevitablemente experimento sentimientos de culpa. La idea de la performance #BillboardExperimentation es ampliar este ejemplo de conflicto interno que representa mi ego en el objeto de este cuadro de 36x60'' (que elegí sin pensar mucho). Las performances duran 2 semanas, durante las cuales me obligo a llevar la obra en todos los lugares y en todo momento. El peso del lienzo representa el peso de mi ego. Cuando voy al baño, a veces voy sin mi ego. Cuando hablo con alguien, mi ego monopoliza los primeros momentos de la discusión. A veces me cuesta mover objetos grandes porque mi ego ya está ocupando todo el espacio, y los transeúntes juzgan mi ego sin cuestionar mucho su verdadero valor. Estos son algunos ejemplos de aprendizajes que hago yo mismo. Se convierten en caricaturas cuando se amplían hasta este punto, pero siguen estando teñidos de una verdad no necesariamente fácil de manejar. |